Un desafío para Xabi
Sin Huijsen, el tolosarra tiene un reto mayúsculo ante el PSG. Sortear la presión del PSG, sacar el balón desde atrás sin su cerebro y no perder a otro central en el camino.
El agarrón de Huijsen a Guirassy y su posterior expulsión provocó el primer dolor de cabeza de cara al partido de semifinales contra el equipo parisino. Xabi tiene deberes. Porque pierde a su cerebro, a uno de ellos. Con la vacante de Kroos ‘abierta’ en el centro del campo, el Real Madrid ha sondeado el mercado para buscar un nuevo organizador. El preferido del técnico blanco era Martín Zubimendi, pero el donostiarra lo tenía ya hecho con el Arsenal. Gustan otras opciones, como Kees Smit, centrocampista del AZ Alkmaar. Encaja, pero eso es una operación a fuego lento. En lo inmediato, ese perfil de futbolista tenía duelo. Con permiso de un Güler cada vez más cerebral, el ‘5’ estaba siendo Huijsen. Y no estará ante el PSG.
Pese a su altura y corta edad, su personalidad en el verde y una depuradísima salida de balón como atributos le ha llevado a convertirse en un jugador ‘fetiche’ para Xabi y para el madridismo. El que llegaba como la ‘promesa del mañana’ juega y hace jugar como el veterano del presente. Protagonista desde el primer momento. Cinco de cinco partidos como titular y disputando todos los minutos disponibles hasta el momento de su expulsión. En línea de cuatro o de tres, en este Mundial de Clubes, en defensa, la pregunta era quién o quiénes le acompañaban en la retaguardia.
Carta de presentación
No tardó en mostrar sus cartas. En el partido contra el Pachuca, la temprana expulsión de Asencio le llevó a batirse a duelo con Salomón Rondón por el resto del encuentro. El venezolano aprovechó su corpulencia para poner en problemas al madridista, pero Huijsen, valiéndose de su potente zancada y frialdad con el balón, no tuvo grandes problemas para seguir desplegando su juego, siendo el jugador con más pases completados (75), con el mayor porcentaje además (93%) y también lideró en acciones defensivas (12).
‘Efecto Huijsen’
La baja del español es un varapalo. Un golpe a la línea de flotación del Madrid de Xabi, a su sistema nervioso. Que queda tocado en lo defensivo, lógicamente. Promedia 9,3 recuperaciones, 1,8 despejes, 4,3 interceptaciones… Pero también a nivel ofensivo. Por su capacidad para conectar con sus compañeros a diferentes alturas, por su desparpajo para superar líneas, para superar rivales. Ya sea en conducción (promedia 10,6 conducciones por partido) o a través del pase (52,6 por cada 90’, 6,8 progresivos, 2,2 en largo…). Por su trato de balón, en general. Un talento especial, una especie de unicornio dentro del fútbol de élite. Un zaguero de 1,95 con mente y aptitudes de un centrocampista. Y ese es el reto de Xabi ante el PSG, que la partitura no cambie aunque desaparezca la batuta.
Pájaros contra escopetas
El peor escenario en el peor momento posible. Si el PSG de Luis Enrique se caracteriza por algo, es por la presión alta y su insistencia tras pérdida. Una especie de geggenpressing, ‘a lo Klopp’. Con estas directrices, el asturiano ha cincelado al campeón de Europa a su imagen y semejanza, llevándolo a la cima. El reto es mayúsculo. Sin el abanico de habilidades de Huijsen con balón, Xabi no solo debe darle una vuelta de tuerca a cómo tejer el juego de su equipo, también tiene que frenar a los Dembélé, Doué, Kvaratskhelia y compañía. Y todo ello, sin su comodín bajo la manga. A un central con alma de centrocampista. Un dos por uno. A Dean Huijsen, su cerebro en la sombra.
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